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CRÓNICA CONVIVENCIAS INICIO DE CURSO 2025/2026

 

 

El inicio de curso siempre trae consigo nuevas ilusiones, rostros sonrientes y el deseo de comenzar juntos un camino lleno de aprendizajes y experiencias compartidas. Este año, toda la comunidad educativa —desde los más pequeños de Infantil hasta los mayores de Secundaria— como cada año, nos hemos reunido en diferentes etapas y jornadas para celebrar unas convivencias religiosas muy especiales bajo el lema “Amor Incondicional”.

Desde el primer momento, se respiraba un ambiente de alegría, cercanía y entusiasmo. En Educación Infantil, los niños descubrieron el amor a través de los gestos más sencillos: un abrazo, una sonrisa, una mano tendida. Entre canciones, cuentos y juegos, aprendieron que el amor verdadero no necesita razones, solo corazones dispuestos a dar sin esperar nada a cambio.

Los alumnos de Primaria vivieron la jornada con entusiasmo y creatividad. Participaron en talleres y dinámicas que los llevaron a reflexionar sobre cómo expresar un amor sincero en su día a día: en el aula, en casa, con sus amigos. Sus actividades, llenas de color y mensajes positivos, reflejaban la fuerza de un amor que perdona, que comprende y que construye puentes.

En Secundaria, el encuentro tomó un tono más profundo. Los jóvenes marcharon hasta la Ermita de “La Esperanza”, donde compartieron sus pensamientos, dudas y experiencias personales en un ambiente de confianza. A través del diálogo y la oración, comprendieron que el amor incondicional no siempre es fácil, pero es el único camino que transforma de verdad. Sus palabras, llenas de sinceridad, resonaron en todos: amar sin condiciones es elegir ver lo mejor en los demás, incluso cuando cuesta.

La jornada en Secundaria culminó con un momento muy especial: una celebración conjunta en la que todos los alumnos se unieron en oración con la presencia de Don Juan José, nuestro sacerdote del pasado curso. Las voces de los adolescentes y profesores se mezclaron en un mismo sentimiento: la alegría de saberse amados por Dios y llamados a amar de la misma manera.

Estas convivencias no fueron solo una actividad más del inicio de curso; fueron una experiencia de fe, de comunidad y de vida. Un recordatorio de que el “Amor Incondicional” no es una meta lejana, sino un camino que se recorre cada día, con gestos pequeños, con palabras sinceras y con el corazón abierto.